No es cuestión aquí de extenderse sobre la música del himno, la llamada Marcha Real, sino sobre algo que se dice que no existe: su letra.

Para algo que no existe hay demasiadas versiones. Yo aprendí la que José María Pemán, nada menos, escribió en 1928, y que dice así:

¡Viva España!
alzad las frentes
hijos del pueblo español
que vuelve a resurgir.
Gloria a la Patria
que supo seguir
sobre el azul del mar
el caminar del sol.

Triunfa España
los yunques y las ruedas
cantan al compás
del himno de la fe.
Juntos con ellos
cantemos de pie
la vida nueva y fuerte
del trabajo y paz.

Luego, durante la época de Franco, se cambiaron algunas palabras, que destaco en negritas:

¡Viva España!
alzad los brazos
hijos del pueblo español
que vuelve a resurgir.
Gloria a la Patria
que supo seguir
sobre el azul del mar
el caminar del sol.

Triunfa España
los yugos y las flechas
cantan al compás
un nuevo himno de fe.
Juntos con ellos
cantemos de pie
la vida nueva y fuerte
del trabajo y paz.

Tiene, por tanto, letra, y se puede cantar. Pero es que, además, desde el siglo XVIII hay muchas otras versiones. Para mi, las que mejor representan no sólo la satisfacción de ser español, sino también la de aceptar e integrar nuestra historia son las de José María Pemán -ya la nombre antes- y la de Eduardo Marquina.

La de Juaristi y compañía, y la de Enciclopedia Álvarez me parecen una cursilada. La carlista es tendenciosa, circunstancial y anodina la del Comité Olímpico, y claramente fuera de lugar la de Sabina.

Pero haber letras, haylas, que diría un gallego. Por lo que cada uno puede escoger la que le guste, hasta que haya un pronunciamiento oficial.

Esto hace que el «tarararara» con que algunos bienintencionados acompañan los sones del himno en competiciones deportivas y otros eventos sea sólo señal de que no se han preocupado de leer algo sobre el tema. La música es la misma y, como he dicho, cada cual puede elegir la que le parezca más adecuada o más sugerente. ¿Nos pondremos de acuerdo alguna vez? Al menos en el hecho de que SÍ hay letra.

Como ha quedado claro por la referencia, incluso está en Internet (para aquellos que opinan que lo que no está en la Red no existe), por lo que no hay excusa.

Alfredo Vílchez